viernes, 17 de mayo de 2013

Analizando a Kierkegaard



Kierkegaard es toda una figura mítica. Su apariencia física es la más pura expresión de su filosofía.

Una pierna más larga que la otra, como si fuera la viva metáfora de sus ‘’contradicciones". Su filosofía de la contradicción, una filosofía que cojea, pero que no se detiene, sino que avanza ad infinitum.

Una joroba. La esencia de su pensamiento, la angustia, la carga existencial. La angustia que lo hace doblegarse (tal como su joroba a su encorvada figura) mas no caer.

Su estilo dandi al vestir, toda la esencia del estadio estético. Él mismo era un esteta vital, así lo reconocía. Su vida afectada por lo pasajero.

La acción al solicitar a "El Corsario" que crease una campaña de desprestigio contra él.


Por último, Kierkegaard no estaba obsesionado con la religión, estaba obsesionado consigo mismo y su visión de mundo. (Él mismo no se consideraba cristiano). Pero la religión constituye algo que le ata a la angustia, y le lleva a desarrollar tal pensamiento (su educación religiosa más que la religión). La vida de Kierkegaard no se basa en una obsesión por la religión, sino en una obsesión de él, como el único individuo, y Dios. Kierkegaard estaba obsesionado consigo mismo, es lo que deja el estado estético, egocentrismo. Cuando Kierkegaard en su lecho de muerte acepta que ha dado el salto de la fe, no es porque haya aceptado el esquema religioso, sino porque ha comprendido su visión de mundo, el significado del mundo, el sentido de su existencia. Esto nos dicta que el sentido de su existencia era su obsesión. Es por esto que la filosofía de Kierkegaard es totalmente subjetiva, porque él no buscaba verdades para nadie, sino que buscaba verdades para sí.

La filosofía Kierkegaardeana no es existencialismo religioso (aunque así se haya determinado -por Adorno-) la filosofía de Kierkegaard es existencialismo puro, con influencia religiosa, pero es puro existencialismo. Pues al fin su filosofía se resume en su epitafio "Aquel individuo".
Todas estas forman una curiosa metáfora entre vida-pensamiento. La angustia consciente del estado ético, relativa a la angustia de su ruptura con Regine Olsen, pero no queda allí, el peso de la obligación moral se ve reflejado en el peso de ser una persona físicamente débil, mermada. La vida de dandi, ese esteta vital es la base de su estado estético. Y como penúltimo ejemplo, la solicitud a El Corsario, constituye el semiestado de la resignación, donde Kierkegaard se aferra a que la única forma de llegar al estado religioso (al que yo preferiría llamar "de la fe") ya que al ser el oprobio estará expiando un sacrificio, un sacrificio que le quita las cadenas de lo ético y lo estético, al ser "moralmente destruido" (burlas de todo tipo hacia él y su pensamiento) pero que sin embargo no son el detonante para dar el salto al estado religioso. Sino que constituye un mecanismo de defensa ante su imposibilidad de dar "el salto de fe".

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