jueves, 29 de enero de 2015

Pitágoras y sus discípulas

En el ámbito de la escuela de Pitágoras es donde las mujeres hicieron su primera aparición como seguidoras y practicantes de filosofía. La escuela pitagórica era algo intermedio entre una auténtica escuela de filosofía y una congregación religiosa (se hacía vida en común, se mantenía en secreto la doctrina esotérica y se veneraba al maestro como demonio). Debido a su tradicional función religiosa es comprensible que en esta escuela las mujeres encontraran un lugar.

En la ‘’Vida de Pitágoras’’ de Jámblico se relata que fueron 17 las principales discípulas de Pitágoras:

Timica, Filtide, Ocelo, Ecelo, Quilónide, Cratesiclea, Téano, Mía, Lastenia, Abrotelea, Equécrates, Tirsenide, Pisírrode, Teadusa, Boio, Babelica y Cleecma.

De Timica se dice que para no divulgar los secretos de su propia secta, llegó a morderse y a escupir a lengua. Teano se casó con Aristea, el sucesor de Pitágoras, y se interesó por las matemáticas y la medicina. Las enseñanzas de Pitágoras unificaban matemáticas, ética y metafísica, imponían una rígida conducta y orientaban el espíritu hacia la perfección divina. La regla pitagórica preveía normas y ritos específicos para la alimentación, el cuidado del cuerpo, la educación de los hijos y las relaciones interpersonales. Pitágoras fue venerado, después de muerte, como una divinidad con el nombre de ‘’Apolo Hiperbóreo’’.

Aglaonice de Tesalia, debió ser astrónoma además de maga, pues era capaz de prever los eclipses.

Aspasia de Mileto, amante de Pericles, tuvieron un hijo. Una mujer de gran talento y belleza, su casa fue el centro de la vía literaria y filosófica de la Atenas del siglo V. Se dice que ejerció una gran influencia en las decisiones políticas de Pericles, por ejemplo, en el caso de la guerra contra Samos en defensa de Mileto, y que escribió con él la célebre oración fúnebre para los soldados caídos en las batalles del año 431 a.C contra Esparta.

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